Los gatos son animales muy limpios y como todos sabemos ellos mismos se mantienen limpios con sus interminables sesiones de belleza. Sus lenguas ásperas actúan como un cepillo que eliminan restos de suciedad y extienden aceites esenciales por el pelo, pero a pesar de este hecho cepillar a tu gatito conlleva una serie de ventajas y beneficios para él y para ti.
El cepillado
Cepillarle el pelo al gato no es solo una cuestión estética, estimula la circulación y mejora el tono muscular, además minimiza las bolas de pelo porque retira el pelo suelto antes de que el gato se lo pueda tragar, de otra parte gracias al cepillado se pueden detectar problemas de salud que nos pasaban desapercibidos. Finalmente, el cepillado estimula las glándulas situadas en el nacimiento de cada pelo, lo que impermeabiliza el pelaje y lo suaviza para mejorar sus propiedades aislantes.
Como cepillar al minino
Cabe aclarar que generalmente a los gatos les suele gustar que los cepillen si se hace correctamente, pero siempre hay excepciones, si es el caso lo mejor es dejarlos tranquilos para no provocarles situaciones de estrés innecesarias.
Antes del cepillado: Destacar que es importante iniciarles en el cepillado desde pequeños de forma suave y sin forzarlos como si fuéramos su mamá. Comprobaremos su pelaje y piel, si esta sano su pelo tendrá un brillo natural sin calvas ni signos de pulgas o garrapatas y una piel sin heridas ni bultos inusuales.
Gatos de pelo corto: cepilla la piel del gato en la dirección en que crece el pelo, desde la cabeza hasta la cola. Peina todo su cuerpo, incluyendo pecho y abdomen y centrándote en una sola zona cada vez para eliminar el pelo muerto y los nudos.
Gatos de pelo largo: Empieza por el abdomen y las patas peinando suavemente de abajo a arriba hasta llegar a su cabeza. Peina su cuello hacia arriba, en dirección a la barbilla. Cuando llegues a la cola, péinala dividiéndola en dos, derecha e izquierda y cepillando suavemente.
Revisiones: Mientras el gato esté relajado y disfrutando del cepillado, tócale suavemente las patitas, y examínale las uñas. Revisa sus orejas y ábrele la boca con cuidado para poderle examinar los dientes y las encías. Una vez que tu gatito haya aprendido la rutina, ponlo encima de la mesa en la que lo quieres cepillar. Tu mascota asociará rápidamente este sitio con el hecho de ser cepillado y recompensado fortaleciendo así los vínculos afectivos.
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