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Soy Cuqui

Segunda oportunidad

En nuestra primera entrada, queremos contaros la historia de Carolina y su gatita Cuqui, la prueba de que con paciencia y cariño todo es posible.

«Mi historia comienza con la búsqueda de un compañero para que le hiciera compañía a mí Osiris, ya que pasaba mucho tiempo solito en casa y bueno por Facebook vi una publicación de mi Cuqui fue amor a primera vista, me puse en contacto con la chica que lo llevaba y me comentó que era un gato muy complicado, le llamaban el gato del demonio cariñosamente, tenía pánico a la gente, huía, se ve que vivió varios años en la calle y debieron de maltratarlo, bueno pues aún así insistí en conocerlo, fuimos a la casa de la mujer que lo tenía en acogida y bueno, ella convivía con más gatos y tenía que dejarle a él solo para que lo viéramos ,pues el pobre tenía tanto miedo que se puso a maullar como loco e intentando saltar por la ventana, fue ahí cuando me di cuenta que le quería en mi vida y que quería ayudarle y demostrarle que no todos éramos iguales, así que en el momento le dije a la chica que lo adoptaba, mi chico me miraba como si estuviera loca, jejejeje, y bueno la mujer tardo unos días en traérmelo, ya que tenia que intentar engañarle con la comida para dormirlo y traérmelo, pues cuando me lo trajo nunca olvidaré esa cara de miedo que tenía, me llegó al alma, así que me puse manos a la obra, se pasaba el pobre todo el día debajo de una cama en la habitación, en una esquina, no comía, ni salía cuando estábamos nosotros en casa, ni se movía de su rincón, se me partía el alma, pues yo todos los días cuando llegaba de trabajar me quedaba las horas muertas tirada en el suelo con él, poco a poco le iba acercando mi mano, el me bufaba y me intentaba arañar, pero me daba igual, pasaron los días y cada vez estaba más cerca, ya le intentaba dar chuches y él tampoco se fiaba, le dejaba olerlas, pero si quería comerlas tendría que ser de mi mano y así estuvimos 2 meses intensos y lo conseguí, comía de mi mano, poco a poco me lo fui ganando, poco a poco fue saliendo de su escondite, al principio con timidez, luego se le fue quitando y ya han pasado creo que unos 5 años desde que le tenemos y es el niño de mis ojos, ya sale por casa como si nada, me deja acariciarle , y ya se pone encima mía y me pide mimos, eso sí, imposible cogerle, entra en modo pánico y se orina y todo encima, pero lo importante es que ya no es ese gato con pánico, ahora es una gato nuevo, se deja acariciar por la gente que viene a mi casa, siempre y cuando vayan despacio y no sean bruscos , y conmigo es pasión lo que tiene, no me deja , siempre espera a ver cuándo puede ponerse encima mía y pedirme que lo acaricie, es un amor, espero que con los años todo el miedo que tiene guardado se le vaya, la chica que me lo dio en adopción me dijo que era el gato más difícil que habían tenido y lleva años y años rescatando gatos….»

Mas historias como las de Cuqui en nuestro blog.

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Un comentario

  1. Abres la puerta y tu gato sale a dar una vuelta por el barrio, ronronea feliz todo guapo desde la barda mientras mira quien pasa, es de los que les gusta acompanarte mientras paseas. Tu gato puede ir identificado sin nada que cuelgue de su cuello, con un collar que puedes quitar y poner, sin cierre para evitar que se enganche.

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